27/5/13

A veces me pregunto, si en el camino a querer hacerla feliz, dejo de ver las cosas que realmente la hacen feliz, y me duele reconocer que existen cosas que efectivamente la hacen feliz y otras que son simples estrategias para que sonría, para que no me extrañe, para explicarle que así con las cosas, que así es la vida, o que al menos así es la nuestra, para que se olvide de extrañar en siete días.

Y así son los domingos, cuando termino de planchar sus toallas, de ordenar sus colaciones, los domingos en los que se duerme temprano y pienso en las decisiones que unilateramente he tomado pensando en un bienestar que, verdaderamente, todo el mundo desconoce, y esa apuesta, es la constante, es mirarse a espejo todos los días y apoyarse en la puerta, afirmar, reafirmar y confirmar los dichos, creerte, asegurarte una y mil veces que está bien y que si no está bien, estará bien.

Cómo puedo saber si en ese camino me pierdo, si la pierdo, si nos perdemos, si en la mitad del camino dejara de sonreír cuando me ve regresar...

Son los domingos de verla dormir y pensar en que atrás quedaron dos días que para ella son un oasis dentro de un ajetreo que no quiere, que desconoce y que asume tan tranquila, paciente, sabia, omnipresente, siempre, en todos lados, dentro y fuera de mi, todos los días desde el día en que tuve dos corazones dentro mío.


3 comentarios:

and he said